"Un sólo corazón, una sola alma"

San Miguel Febres Cordero
Francisco Febres Cordero (nombre de pila) es una figura emblemática en la historia de la educación y de la Iglesia ecuatoriana. Nació en Cuenca, Ecuador, el 7 de noviembre de 1854. Grande fue la tristeza de sus padres al darse cuenta de que vino al mundo con los pies deformes y que no pudo dar sus primeros pasos hasta los cinco años, cuando fue curado milagrosamente.
Por aquellos años llegaron al Ecuador los Hermanos de las Escuelas Cristianas de La Salle, quienes fundaron un colegio en Cuenca. Allí inicia sus estudios. Francisco sobresalía por su inteligencia, pero sobre todo por su gran deseo de aprender. A pesar de la oposición de su adinerada familia, brota en su corazón la vocación religiosa y a los 14 años ingresa a los Lasallanos, tomando el nombre de Hermano Miguel. No conocerá descanso ni tiempo perdido: ocupa todas las horas del día dando clases, enseñando catecismo, atendiendo enfermos, estudiando idiomas (logra hablar cinco: alemán, inglés, italiano, francés y latín) y escribiendo libros.
Sobresale en la enseñanza de la lengua y literatura españolas y, ante la carencia de manuales y libros de texto apropiados, se decide a componerlos él mismo. El gobierno ecuatoriano no tardará en adoptarlos para todas las escuelas del país. Con el correr de los años, el Hermano Miguel dará a la imprenta otras obras, sobre todo del campo de la lírica y de la filología, las cuales le abrirán las puertas de la Academia Nacional. Compondrá también catecismos para la infancia, siendo la catequesis su actividad apostólica preferida. De modo especial, reclamará siempre para sí el privilegio de preparar a los niños a la Primera Comunión.

Parroquia San Miguel Febres Cordero
En 1907 fue exiliado a Francia por el gobierno anticlerical del presidente ecuatoriano Eloy Alfaro. Luego fue enviado a Bélgica por sus superiores, pero por su fráfil salud debe ser trasladado a España. Allí contrae una pulmonía que no logra superar y entrega su alma a Dios el 9 de febrero de 1910.
San Miguel Febres Cordero transformó la experiencia educativa, enfatizando un aprendizaje integral que comprenda conocimientos, espiritualidad y valores cristianos. Su legado ha llegado hasta nosotros y continúa inspirando la formación de los jóvenes, familias y catequistas de nuestra Parroquia.